18 ago 2007

Volvió a pecar


Volvió a pecar.
Y a pesar de que tiene bien enterrada la idea de lo que significa pecar, al igual que todo individuo que ha conocido, al momento se creó un fundamento para justificar su acción, todo para no perder aquel momento. No proyectó su pecado en la calle al caminar pues anduvo por los parques como la figura que es, pero cuando al fin, después de haber esperado casi 6 eternas horas desde la última, comenzó de nuevo a sentirse puro al entrar a la gran casa de Dios aguardando por la venidera sesión de paz y comunión consigo mismo y con su Dios.

Volvió a pecar amarrando sus pasiones a una joven. En la parroquia obtuvo la paz que necesitaba y pudo proseguir con los mandamientos de su vida, la que ha logrado, fortaleciendo su justificación de acción. Inició lentamente pero no dudó, continuó firmemente pero no esperó, no concibió las necesidades de su compañera y terminó con ella, destruyó otro utensilio más para satisfacerse.

Volvió a pecar llorando por perdón abrazado a una biblia.

Esta vez el inocente infante fue víctima del débil humano al que se atuvo. Aquel aparecido le siguió con curiosidad y él inmediatamente después de actuar se sintió sucio, impuro, por lo que prosiguió rezando y llorando pidiendo perdón.


Volvió a pecar analizando tan quiquillosamente como lo ha hecho para escribir sermones.
Quizo conversar con un amigo sobre lo que considera pecar. El amigo expresó que la simple vida es un pecado, el otro le invitó a perseguir los pecados con el fundamento de que se necesita experiencia suficiente para poder hablar del tema. Y de esa manera unieron almas y cuerpos para desaparecer la ingnorancia que al amigo le invadía.

Volvió a pecar.
Volverá a pecar.