4 jul 2007

"La vida es misterio, déjala ser" Atte. Juan Sánchez

Se ha regalado fama de inmutable pues anda todo el día andando por el lugar mirando sin mirar, perdido en el continuo y en ocasiones largo descansar de sus ojos.
No soporta sentir la fija mirada de las damas que su fatal fama no puede anular, seductores ojos que no están nunca de más siendo él de muy buen ver (colmo). El único amor que se le conoce es el de la pintura, cosa rara pues vaya usted a saber como rayos logra él realizar tan maravillosos cuadros de la vida sin siquiera disfrutarle, ya que no observa como cualquier otro gustador de la pintura haría, él sólo elegantemente camina con la cabeza baja.

Vive solo en una gran mansión que sus ancestros, precipitadamente, le heredaron.
En su infancia llegó a convivir con incluso más de cien personas, tomando en cuenta únicamente a los que ahí habitaban, padres, hermanos, abuelos y servidumbre. Considerado como uno de los infantes mejor portados y más talentosos de la época, obtenía infinidad de premios y presentes del pueblo en las ferias organizadas por su exuberante familia.

Juego peligroso que pugna a la vida al beber de los recuerdos que instantáneamente percibe en ese parpadear.
Al niño que enfermó de extraña manera y e inmediatamente le fue construido una pequeña pieza para mantenerlo en cuarentena, alejándole así de su hogar y de lo más importante en su corazón, su familia, le ve caminar junto de él, relatándole dolorosamente las penas de su inexorable vida.

Poco a poco la lujosa mansión se fue convirtiendo en la deprimente construcción, la envida y la ira que constantemente fueron creando sus habitantes llegó al punto que en alguna noche de aliviador pero fatal silencio, todos, absolutamente todos los que en la decepcionante mansión habitaban perecieron, "la noche de insufrible ira" y "el despertar del nuevo tiempo", fueron sólo algunos de los nombres que los lugareños crearon para referirse al ininteligible deceso.

Dando zancadas cada vez más pesadas, lentas y cortas divisa al pequeño alejarse, ya no puede alcanzarlo.
El afectado niño fue buscado varios meses y al no tener rastro de su paso por esa tierra le dieron por fallecido, hasta que varios años después regresó de la muerte para esclarecer la ida de los suyos, según dicen los incautos, cosa que aún esperan.

Apasionado con su ahora primer amor ya no busca ni pregunta, sólo espera paciente el nuevo nacimiento de una obra más para unirla a la colección de cuadros deshechados en costales que los imprudentes logran obtener e incluso vender.

Carga tan pesado traje de mitos que únicamente se deja lavar en lienzo. Lienzo que de ser afortunado queda oculto dentro de la mansión en víspera de los paseos matutinos, los cuales terminan a la desaparición de la criatura de angelical rostro o a la lluvia de miradas de lonjevos metiches esperando palabras que alimenten su vicio, viejos que relatan firmemente a los jóvenes suposiciones del por qué de la belleza de sus obras en ausencia de lo que se dice "ojo de pintor", exclamando la intervención divina o del demonio, según el caso, profesan también que sufre de retraso mental, demencia o que aún no ha sanado de la extraña enfermedad que le atacó en la niñez. Pero sólo los más audaces o los más estúpidos se atreven a decir que él misterioso caballero carece de humanidad porque ve la vida como algo más, más de lo que cualquier iluso puede percatarse y referir con vanas palabras, poco merecido regalo que muy pocos logran ganar. Mostrando de esta forma un autoretrato hurtado, por supuesto, que advierte infinidad de expresiones en tres segmentos:
La mirada, que siempre revelará intenciones y sentimientos; los pómulos y la nariz, que descubrirá el desgaste que se ha vivido, ahí se concentran físicamente las emociones fuertes; y los labios que nunca fallarán en insinuar la pasión y el deseo, ése es su trabajo.

Él ya ha fallecido, y ha dejado su última obra donde los curiosos solían hurtarlas, la anterior oculta un mensaje, escrito con especial dedicatoria para todos aquellos que se precien de leerla. Piensan que ésta ha sido su mayor legado pues la grandeza de esas palabras es lo que los curiosos tanto habían esperado.